Te veía en una piedra dando vueltas
Y con cierta devoción [te alejabas en la senda incorrecta]
Sobre una melodía/ en alegro / re menor
que sonaba mientras tus digitales zapatillas
tocaban el papel ¿el papel?
Y desvariaba un poco pronto, mientras se desmantelaba
el metal que te ayudo a mover los pies
La conmoción no te hizo desvanecer.
Solo te ayudo a estrellarte con el cielo
y volviste para decir -No quiero irme ni un minuto
Y seis segundos te preguntaron ¿que es un minuto?
Es una extraña forma de decir, que no estoy lista para desaparecer
y sus palabras eran perfectas, tan perfectas
como los bloques que liberaba el dispensador de hielo.
Sobre sus ojos se depositaba el sonido áspero
mientras desde lejos una estridente y psicodelica voz le preguntaba
[Le gritaba]
Se escondía en el fulgor de su estupidez.
-Háblame del viento que alguna vez toco tu cara
el kinetico sonido se extravió , mientras sus brazos se desarmaban
Pero las tuercas que sostenían sus dedos, seguían ahí.
Y se mantenían firmes como las vigas de un puente
que unía tus palabras a una lejana nocion de la extrema realidad
-Háblame del viento que derrumbo tus castillos de cristal.
[De la arena] y de las plantas que se desvanecían por tu boca, en forma de humo
No quiero ver mas esas agujas- decías
Pero soy tan vulnerable, [tan vulnerable] a los sueños que me ofrece.
Y esas pesadillas terminaron por derretir sus poderosas alas
Ella todo, se lo imaginaba.
1 comentario:
llegué aquí por arturo...
me gustó el texto.
saluditos
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