Los mecanismos que abren otras puertas puertas de madera gentiles e imperfectas puertas de cristal que nunca pueden cerrarse se quedan entreabiertas entonces en la ciudad el gran reloj toca las 12 nunca se sabe si es de día o de noche las hermosas criaturas observan por distintas ventanas la crueldad y las ruinas y el público reclama mientras Roma sigue dormida.
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